Una soledad demasiado ruidosa, Bohumil Hrabal

 

Existen muchas novelas que pueden ser consideradas en sí mismas como una oda a la literatura y la cultura, pero nunca había leído una tan humana y con una trama tan sencilla (y no por ello superficial) como Una soledad demasiado ruidosa de Bohumil Hrabal (Brno, 1914-Praga, 1997). Llegué a este autor por casualidad, en una de esas escapadas en el que uno entra en la librería y se deja seducir por las portadas y títulos, por el texto de la contraportada. En este caso las tres cosas llamaron mi atención y creo que fue un acierto añadirla al botín pues me ha permitido descubrir una gran novela y a un autor interesantísimo.

A grandes rasgos Una soledad demasiado ruidosa nos narra la historia de Hanta, un hombre que ha dedicado los últimos 35 años de su vida a trabajar en una prensa donde se machacan, se destruyen y se transforman en grandes bloques de papel prensado ensayos, novelas, tratados y obras de arte. La vida del protagonista es sencilla, del trabajo al bar, de ahí a casa y vuelta a empezar. Pero Hanta no se limita solo a destruir libros, para Hanta esas pilas de libros representan el conocimiento que durante siglos el ser humano ha ido acumulando, por ello, antes de ser prensados, Hanta rescata los libros que considera imprescindibles y se los lleva a casa donde acumula toneladas y toneladas de obras ilustres. En ocasiones, si ya ha rescatado una obra y la tiene que prensar, abre el libro por una página que contenga un fragmento significativo o importante para él y, como símbolo de respeto, como un ritual, coloca el libro en la prensa abierto por esa página.

La compañía de Hanta es escasa, convive con los ratones del sótano, unos ratones que se alimentan de las hojas de los libros, que a veces se cuelan en su chaqueta y asustan a la camarera del bar cuando salen por la manga al pagar la cuenta. También aparecen los autores que ha ido rescatando, Hegel, Kant, Schopenhauer, Séneca, Sócrates, hasta Lao-Tse con el que el autor hace una divertida comparación con Jesucristo. Las obras de estos autores sirven de pretexto para que el protagonista reflexione sobre sus ideas, las contraponga, analice la realidad.

El amor también está presente en la novela, por un lado, Hanta mantiene una relación con Maruja, una mujer que busca el amor esporádico, el beneficio que sus relaciones puedan ofrecerle. Pero, sobre todo, Hanta recuera a aquella gitanilla que una noche apareció en su portal y volvía cada noche para prepararle la cena y dormir con él. La compañía de esta mujer marcaría a Hanta pues, tras el holocausto, ella desaparecería y sumiría al protagonista en una profunda melancolía.

En el último tramo de la novela, podemos ver como la modernidad también afecta a la sencilla vida de Hanta, la existencia de una nueva prensa, más grande, más rápida, con menos mano de obra, amenaza su triste existencia.

Con un estilo sencillo y agradable donde los temas hondos se mezclan con los irónicos y cómicos, Bohumil Hrabal ha construido en tan solo cien páginas una inmensa obra de la que podemos sacar varias lecturas: tal vez la crítica hacia la censura en la que su propia obra se vio afectada, quizás Hrabal nos reprenda por el olvido y abandono al que sometemos a nuestros clásicos, los cimientos de nuestra cultura. Quizás la prensa que destruye la cultura seamos nosotros mismos, nuestra sociedad, más centrada en lo superficial, en lo banal y lo inmediato. En cualquier caso, aquí hay respeto por la palabra escrita, hay amor por la cultura y las ideas y un deseo de ponerlas en alza a través del humilde Hanta que, entre cerveza y cerveza, entre sus propios fantasmas y sus miserias, dedicó el mayor de sus esfuerzos para salvarlas porque como el propio Hanta dice: basta que me incline un poco para que me rebosen los más bellos pensamientos, soy culto a pesar de mí mismo…

Datos del libro:

Título: Una soledad demasiado ruidosa

Autor: Bohumil Hrabal

Páginas: 102

Editorial: Galaxia Gutenberg

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