El buen hermano, Chris Offutt

Conocí a Chris Offutt (Lexington, Kentucky, 1958) con su libro autobiográfico Mi padre, el pornógrafo (Ed. Malas tierras) y luego con sus colecciones de cuentos recogidas en Kentucky Seco y Lejos del bosque. Estas tres obras tenían un punto en común: Kentucky, un lugar entre montañas y unos personajes rudos donde llevar el apellido equivocado puede meterte en problemas y en el que tener estudios es considerado como una tuneladora, es decir, solo te servirán si necesitas hacer un túnel, cosa que no sucede con frecuencia.

El buen hermano es la primera novela que leo del autor norteamericano y en ella vuelvo a encontrar ese ambiente y a esos personajes a los que ya nos tiene acostumbrados Offutt, pero he notado menos aspereza, un deje más lírico en la narración de la trama, quizás el largo recorrido que ofrece el género de la novela le ha servido al autor para limarlas. En cualquier caso, no me ha defraudado y me ha agradado descubrir que Chris Offutt es tan bueno en las distancias largas como en las cortas.

Aunque fue escrita en 1997, es considerada la primera novela del autor y la editorialSajalín la ha publicado en abril de este año con la traducción de Javier Lucini. A grandes rasgos El buen hermano nos cuenta la historia de Virgil Caudill un hombre sencillo, trabajador, que sueña con tener una vida normal (comprar la cabaña de su padre y casarse con su novia de toda la vida). Virgil siempre ha vivido a la sombra de su hermano Boyd, un hombre impulsivo, aventurero, que acaba de ser asesinado. Todo el mundo espera que Virgil le vengue, es una ley no escrita entre los cerros de Kentucky. Ante esta situación Virgil no tiene más remedio que tomar una decisión y romper con toda su vida, adquirir una nueva identidad y huir a Montana donde conocerá a una especie de milicia que está en contra de cualquier sistema de gobierno.

A partir de esta trama, Offutt construye a un personaje sólido y complejo, el propio Virgil, sin duda el pilar fundamental de la novela. El lector asiste al debate interno que se abre en Virgil: no vengar la muerte de mi hermano y quedar como un cobarde o vengarme e iniciar una cadena de venganza que no terminará hasta la extinción de una de las familias. Ante tal dilema, Virgil solo encuentra una salida y tendrá que actuar a pesar de sus propias convenciones. La nueva vida en Montana no le resultará sencilla, la añoranza de los suyos, de su tierra, será un lastre que una nueva identidad, un nuevo amor, no podrá borrar y ahí veremos el tormento del pobre Virgil que, a pesar de todo, siempre cumplirá con su deber. Otro punto fuerte de la novela es la relación que Virgil tiene con su hermano Boyd. A Boyd no lo conocemos con vida, desde el inicio de la novela el hermano ya ha muerto y sabemos de su carácter y su relación con Virgil a través de los numerosos recuerdos de Virgil descubriendo lo importante que fue la figura del hermano para la construcción de su mundo: Boyd le contó que las estrellas eran agujeros en el tejado de la tierra y que la luna era el hueco por donde pasaba el conducto de una vieja estufa.

Por último, quiero destacar otro aspecto que me ha encantado de la novela, y son los personajes, ya no secundarios, más bien terciarios o cuaternarios, personajes que aparecen a lo largo de la novela, que tienen una intervención muy breve, algunos no sobrepasan la media página, pero a través de sus diálogos, de sus frases lapidarias, consiguen despertar la simpatía del lector y ofrecernos un retrato de las gentes de Kentucky, una cualidad que solo había visto en otros autores como Kent Haruf y que nos dejan frases como: Este país va como el culo desde que Elvis se alistó en el ejército.

Sin duda, El buen hermano es una novela que invita al mero disfrute de la lectura. Con un lenguaje a veces lírico, a veces crudo, pero siempre sencillo, Chris Offutt nos ofrece una historia de relaciones familiares y de códigos no escritos de la tierra con los que, sin darnos cuenta, todos debemos de lidiar en algún momento de nuestra vida.

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